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Algunas veces en la historia del tiempo se producen eventos singulares que pueden lograr leves desvíos sobre la continuidad de los ciclos en devenir, como explosiones solares particularmente intensas que modifican la órbita de algunos cuerpos en el espacio, Arthur C Clark nos recuerda en un destello de belleza narrativa, o memoria universal, que el fémur del animal muerto supo ser arma en manos del primate, quizás justo ahí con esa singularidad, se torció el ritmo de eventos de estos cuerpos biológicos hacia prácticas más complejas.
El punto cero, tal vez el "Big Bang" de la inteligencia humana haya requerido el esfuerzo de dar un salto sobre la linealidad del espacio para ganar la dimensión del tiempo, la conservación del conocimiento como un bien simbólico, la interiorización de prácticas sociales, la adaptación al medio en la deriva filogenética de una especie, la replicación de la memoria social en la forma del mito y la concepción de la historia en este arduo trayecto desde las simples bacterias hasta desarrollar sociedades como las que crearon la educación como modelo de construcción subjetiva. Pero la ciencia siempre encuentra este problema cuando da un paso hacia atrás en el intento de reencontrar un origen: ¿Cómo surgió la vida en un universo inerte y en forma espontánea? ¿Cómo apareció la inteligencia y la conciencia en los individuos como células sociales? ¿Cómo emergen habilidades para incorporar herramientas materiales y simbólicas al esquema biológico? ¿Cómo surgen el orden social y el lenguaje? ¿Desde que estructuras y de qué modos?
Para Sugata, el aprendizaje se parece a la resultante de un flujo de interacciones, a un salto de nivel en un campo gravitatorio de sentidos y correspondencias en donde se interiorizan símbolos y prácticas. La originalidad de este planteo está en su simpleza, que como reducción fenomenológica vuelve a la poderosa idea de la auto-organización de los sistemas vivos bajo entornos de aprendizaje, reinventa así el concepto de "Educación Mínimamente Invasiva" en el que encuentra la gran palanca para la recuperación del sentido biológico, histórico, psicológico, físico y social de estas habilidades de aprendizaje tan arraigadas a la cultura como a la vida misma.
Sugata simplifica el problema como lo haría un matemático con una ecuación: poner al alcance la tecnología desarrollada por la especie en el tiempo de su evolución biológica y su historia social a todo el resto de la humanidad.