A inicios del siglo XX cambia el paradigma sobre el rol que debe ocupar la universidad en la sociedad. La Reforma de 1918 marca un punto de inflexión en la historia de la universidad pública argentina.
Con el espíritu democratizador y modernizador impulsado desde Córdoba, se termina con el oscurantismo y los sectores medios acceden a las universidades argentinas. Pero para los trabajadores ese acceso recién será posible con el decreto 29337/49 de Juan Domingo Perón, que estipuló la gratuidad de la enseñanza universitaria.
El año anterior se había creado la universidad obrera, se realizaba el Congreso Internacional de Filosofía y se reformaba la Constitución Nacional, en un proceso de desarrollo con justicia social donde las universidades tenían un rol estratégico.
El decreto manifiesta que el desarrollo del pueblo “estriba en gran parte en el grado de cultura que alcance cada uno de los miembros que lo componen”. A la vez, expresa el centro del debate en cuestión: “una forma racional de propender al alcance de los fines expresados es el establecimiento de la enseñanza universitaria gratuita para todos los jóvenes que anhelen instruirse para el bien del país”.
Bajo la guía de esas premisas, nuestro sistema universitario se constituyó como gratuito, autónomo, cogobernado, inclusivo y con un nivel de excelencia que lo referencia a nivel internacional y lo transforma en el faro de Latinoamérica.
Hoy, azotados por un vendaval neoliberal, y por declaraciones de funcionarios del gobierno saliente que sostienen que “los pobres no llegan a la universidad”, debemos citar el texto del decreto, que determina que “es función social del Estado amparar la enseñanza universitaria”. Nadie puede negar que la universidad genera un ascenso social, individual, y también colectivo, que redunda en beneficios hacia toda la sociedad.
Defender este modelo universitario, y seguir ampliando el ingreso y la permanencia de los estudiantes de los sectores de menos recursos, es tarea de quienes nos sentimos orgullos de él, y de quienes somos concientes de la importancia de su función irremplazable en el desarrollo de la nación.
Seguramente los nuevos tiempos revalorizarán la educación superior, poniendo de pie a las 66 universidades de nuestro país, que no sólo deberán recuperar su presupuesto, sino que asumirán el compromiso de trabajar al servicio de un pacto social que permita recuperar lo perdido y volver a la senda del desarrollo con justicia social para todos/as los/las argentinos/as.
A continuación, les dejamos el audiovisual “Universidad Pública y Gratuita. A 70 años de la gratuidad”, elaborado por la FEDUN, con la revisión histórica de Felipe Pigna, que recorre las conquistas obtenidas a partir de la sanción del decreto de Perón en 1949 que permitió el acceso gratuito a las universidades nacionales.
Este trabajo se pensó como material didáctico para los docentes que aborden temáticas históricas y sociales en la currícula de las materias que dictan. Esperamos que puedan aprovecharlo.