En plena campaña mediático-electoral, la Dra. Carrió busca congraciarse con los sectores más conservadores de nuestra sociedad instalando la idea de que la falta de desarrollo y/o de crecimiento de nuestro país, es debido a nuestros deflacionados salarios y, que para dar un paso hacia adelante, éstos deberían caer en la insignificancia, como modo de sacrificio al altar del mercado neoliberal. De esta manera intenta instalar que la única solución posible para nuestro crecimiento, es que nuestros salarios sigan perdiendo poder adquisitivo y que, quizás, alcancen los terribles valores de un asalariado haitiano o nigeriano.
Extraña visión en la que el esfuerzo del desarrollo de un país deba centrarse en la asfixia de los trabajadores, mientras que en el decil más afortunado se relajan todas las medidas impositivas para favorecer aún más la enorme acumulación y transferencia de activos que están teniendo desde este último año y medio de gobierno.
Esta idea de tener salarios bajos apunta a la destrucción absoluta del mercado interno como herramienta de desarrollo de un país, ya que eso es posible en la medida en que los trabajadores tengamos un ingreso acorde que nos permita motorizar y generar un crecimiento distribuido en la economía real de nuestro país.