Desde FEDUN, recordamos y repasamos aquella gesta popular.
En mayo de 1969 comenzó a evidenciarse en distintos sectores de la población argentina una proliferación de síntomas de descontento debido al cierre de las vías de participación política y al deterioro de las políticas educativas, sociales y, sobre todo, las económicas. Todo esto era consecuencia de la orientación y las medidas impulsadas del Gobierno de la “Revolución Argentina”.
Junto con el descontento creció la conflictividad, que desencadenó una serie de movilizaciones en distintos puntos del país. El 15 de mayo, en Corrientes, la policía reprimió violentamente una manifestación estudiantil y asesinó a Juan José Cabral, de medicina. El 17, en Rosario, hubo una manifestación en repudio a la muerte de Cabral, en donde la policía mató a Adolfo Bello, también estudiante. Este hecho derivó en una masiva marcha del silencio.
Cuatro días después, la policía volvió a reprimir y a cobrarse una nueva víctima, el aprendiz metalúrgico Luis Norberto Blanco, de 15 años. Entonces las calles fueron ocupadas por obreros y estudiantes, que levantaron barricadas y encendieron fogatas para contrarrestar los efectos de los gases lacrimógenos. Los vecinos desde sus balcones colaboraban arrojando mesas, sillas, cajones, papeles para mantenerlas encendidas.
En Córdoba las noticias sobre estos hechos tuvieron una gran repercusión. Allí el movimiento estudiantil y los obreros de las fábricas instaladas en el cordón industrial tenía una fluida relación. En esa época, muchos obreros estudiaban en la Universidad de Córdoba. La supresión del sábado inglés por parte del gobierno provincial afectó los salarios de los trabajadores.
En el contexto de ideas revolucionarias y proyectos libertarios de los años 60, el movimiento obrero peronista reclamaba sin pausa la convocatoria a elecciones limpias y el regreso de su líder. La politización crecía en las fábricas y en las facultades a la par del descontento.
Los trabajadores de las dos CGT cordobesas, en que se destacaban los obreros de la industria automotriz nucleados en el SMATA dirigida por el peronista Elpidio Torres, los de la UTA de Atilio López y los de Luz y Fuerza, con Agustín Tosco a la cabeza, convocaron a un paro activo con movilización, por 37 horas a partir de las 11 de la mañana del 29 de mayo, que coincidía, adrede, con el Día del Ejército. La medida de fuerza contó con la inmediata adhesión de los estudiantes.
La mañana del 29 de mayo mostraba las abultadas columnas de obreros y estudiantes acercándose al centro de Córdoba. Las fuerzas policiales no tardaron en reprimir, y se cobraron la primera víctima: el obrero Máximo Mena.
Esto enardeció a los huelguistas, que formaron barricadas y desbordaron la represión de la policía que perseguida por los manifestantes y que debió retirarse.
Los manifestantes controlaron la ciudad durante casi 24 horas, en las que se produjeron incendiaron y se rompieron las vidrieras de las grandes multinacionales y reparticiones oficiales.